Hay varias razones por las cuales conocer las historias del libro de Éxodo es de gran importancia para los hijos de Dios. A través de los relatos detallados de Moisés y los eventos sobrenaturales que ocurrieron durante la liberación de Israel, podemos aprender valiosas lecciones sobre la fe, la obediencia y el amor inquebrantable de Dios. Además, podemos descubrir su relevancia en nuestra vida diaria, recordando que Él es fiel y poderoso para cumplir sus promesas.
Te compartimos este artículo de Coalición por el Evangelio que creemos será de bendición para tu vida.
El pasado como ventana al presente
Cuando conversamos con alguien por primera vez, solemos hacer una serie de preguntas para conocerlo mejor: «¿Cómo te llamas?», «¿A qué te dedicas?», «¿Tienes algún pasatiempo?». Estas preguntas nos brindan información básica sobre cómo deberíamos llamarlo, cómo se sostiene y cuáles son sus intereses. Sin embargo, aunque estas preguntas en verdad son útiles para conocer a una nueva persona, hay otra pregunta que solemos hacer y que posiblemente sea la más importante para conocer de verdad a alguien: «¿De dónde eres?».
Esta última pregunta es particularmente importante porque saber de dónde proviene una persona es la punta de un iceberg mucho más grande: conocer su historia. La historia de vida de todos comienza en algún lugar, y una vez que una persona comienza a contar su historia, nos transporta de inmediato al pasado y nos expone a las personas, lugares y eventos que lo convirtieron en la persona que es hoy. Sin este conocimiento de los momentos significativos que definen el pasado de las personas, no podemos saber en verdad quiénes son en el presente.
El pasado del pueblo de Dios como ventana al presente
La misma lógica se aplica para saber quiénes somos hoy como pueblo de Dios. No entenderemos verdaderamente quiénes somos como iglesia de Jesucristo a menos que conozcamos nuestra propia historia, y esta «historia de vida» del pueblo de Dios se remonta más allá de la época de Jesús, al período del Antiguo Testamento.
Así como cada uno de nosotros tenemos varios momentos definitorios en nuestras vidas que dieron forma a lo que somos hoy, también los hay en la vida de Israel que han dado forma a su identidad de pueblo de Dios a lo largo de los siglos. Dos de estos grandes momentos definitorios en la historia de Israel son el éxodo de Egipto y la entrega de la ley en el Sinaí, los cuales están registrados para nosotros en el libro de Éxodo.
La centralidad del éxodo para la identidad de Israel se mantuvo por medio de varias de sus fiestas anuales (p. ej., la Pascua, la Fiesta de los panes sin levadura, la Fiesta de los tabernáculos), así como por la descripción común de Dios como el que «los sacó de la tierra de Egipto» (p. ej., Éx 20:2; Lv 11:45; Nm 15:41; Dt 5:6; Jue 2:1; 6:8; 2 R 17:36; Sal 81:10; Am 2:10; Miq 6:4). La importancia de la ley para la identidad de Israel es evidente en que sus acciones a lo largo de su historia fueron juzgadas de acuerdo con este criterio legislativo y su incumplimiento resultó en su exilio de la tierra prometida (2 R 17:7-20).
Ambos eventos que moldearon la historia de Israel nos dan una idea importante de quiénes somos hoy como pueblo de Dios. Los evangelios presentan a Jesús trayendo un nuevo «éxodo» para el pueblo de Dios (Mr 1:1-13; Lc 9:31) y el Nuevo Testamento está repleto de instrucciones para que el pueblo de Dios guarde Sus mandamientos (Jn 14:15; 15:10, 14; 1 Jn 5:3). A nivel colectivo, esto nos muestra que la experiencia de Israel con Dios en el libro de Éxodo es un anticipo de la experiencia de la iglesia con este mismo Dios por medio de la obra de Jesús.
El éxodo y la iglesia hoy
Entonces, cuando pensamos en quiénes somos como iglesia hoy, no podemos tener una idea precisa de nuestra identidad sin tener una comprensión firme de los eventos que el libro de Éxodo registra para nosotros. Esto se aplica tanto a nuestra comprensión de la obra salvadora de Jesús como a las responsabilidades que nos ha dado como Su pueblo. Sin embargo, al prestar atención a este libro tan importante, podemos ver «de dónde somos» como pueblo de Dios y, mientras lo hacemos, comprenderemos de manera más plena no solo quiénes somos, sino también quién es nuestro Dios.
Publicado originalmente en Crossway. Traducido por el Equipo Coalición. Escrito por MATTHEW NEWKIRK.